NUESTROS PRINCIPIOS FILOSOFICOS
Educación para la Vida: Es aquella que favorece el desarrollo natural del ser humano, estimulando desde la más temprana edad la formación de una personalidad autónoma y proactiva. Cada vez que un ser humano se integra a la realidad y tiene experiencias en ella, se involucra con esta, puede ejercitarse con actitud positiva afrontando las circunstancias que se le presente, pero con la conciencia de ser parte de todas las transformaciones.
La real educación por tanto no puede ser impartida por el maestro (o adulto referente), sino es el proceso natural llevado a cabo espontáneamente por el ser humano, esta no se adquiere escuchando palabras, sino mediante experiencias enriquecidas en contacto con su medio ambiente. Nuestra meta para cualquier estudiante, de cualquier edad, es ayudarlo en la adquisición de habilidades y capacidades idóneas para el aprendizaje “autónomo eficaz”.
“La velocidad del cambio en los tiempos actuales es tal, que demanda el aprendizaje permanente ya no la acumulación de conocimientos”.
Educación para la Libertad: Una educación mal entendida como el desbordamiento desordenado, sin control de los impulsos y que se define por lo que quiero, me gusta o prefiero. Por el contrario; es el desarrollo y construcción de la independencia, la voluntad y la auto-disciplina interna de cada uno de los estudiantes. Para muchos maestros y/o adultos el estado natural de los niños son los gritos, el llanto o las pataletas, nada más lejos de la verdad, los niños desean y buscan desarrollar libertad con responsabilidad, sólo que a veces no se la permiten.
No es la imposición, ni las reglas preestablecidas al margen del estudiante, lo que permitirá sacar a la luz todas sus potencialidades, es la “observación científica”, la que permitirá al adulto y/o docente detectar las reales necesidades e intereses de los niños; prepara un ambiente rico en experiencias y en materiales desarrollarán autonomía e independencia. La labor principal en una educación basada en la libertad es convertirnos en guías-mediadores en el proceso enseñanza-aprendizaje.
Educación para el Trabajo: Un proceso educativo que se base en la conquista de competencias, es aquel que desarrolla el amor al trabajo autónomo, acorde con el desarrollo bio-psico-social-cognitivo de los estudiantes. No es posible desarrollar competencias sin posibilidad de elección, sin decisión, sin ensayo y error, sin práctica ni experiencia directa. Tal vez se desarrolle conocimientos y memoria pero no un auténtico amor hacia el aprendizaje. Tampoco es posible si esta educación (fundamental en el período de los primeros 6 años) no corresponde a una formación holística (conexión entre la mente del niño y su realidad externa) basada en intereses reales (inteligencias múltiples).
El amor hacia el trabajo debe ser para cualquier estudiante la conciencia clara que este debe contribuir a mejorar el mundo, aquel donde se desenvuelva. Todos deben reconocer en su trabajo, el motor del cambio y el aporte para la transformación de la sociedad; el niño tendrá en el trabajo el instrumento para el desarrollo de su personalidad, el incremento de su inteligencia y el dominio de su voluntad.
Educación para la Comunicación: La comunicación y el lenguaje en todas sus expresiones es la puerta de ingreso al mundo socio-afectivo de cualquier ser humano, especialmente en el caso de los niños; este debe ser capaz de manifestar sus necesidades, deseos y sentimientos con responsabilidad y autocontrol, tomando decisiones favorables sin dejarse arrastrar por emociones negativas. Personas positivas, seguras de sí mismas y con habilidades de comunicación asertiva tienen que ser la meta. “Aprender a pensar y actuar por sí mismo.”
La comunicación e interacción personal acompañada de un dialogo franco serán pilares sobre los que descansa nuestra propuesta: una relación horizontal y de apertura sin jerarquías, donde el clima cálido favorece y propicia la participación y crecimiento de cada miembro. En nuestra Institución Educativa no hay intermediarios.
Educación para la Paz: Es necesario que se propicien el crecimiento de personas que puedan vivir en sociedad y en comunidad, nuestra educación propicia hechos y situaciones colectivas que desarrollen una mayor organización social. ”Que nadie se haga ilusiones que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera”. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad, y esta se lleva a cabo en la relación con los otros no en las individualidades. Es de vital importancia desde la edad más temprana, hacer experimentar a los niños ejercicios de silencio, propiciar situaciones de respeto hacia sí mismo y hacia los demás, un conjunto de acciones positivas que favorecen al desarrollo de la armonía y la paz interior. Este estado natural como parte de una naturaleza creadora, lleva a futuro de manera natural el deseo permanente de establecer y propiciar la paz exterior. La espiritualidad es un aspecto integrador de su evolución de cualquier ser humano.
Educación para el Trabajo en Equipo: Cada uno de los miembros de la Institución Educativa: Padres, Directivos, Docentes, Estudiantes, están comprometidos a realizar esfuerzos conjuntos; nadie debe usurpar la labor del otro ni obstruirla sino ayudar a realizarla. Entender que cada uno es parte de un equipo trabajando en un proceso cuyo éxito no depende de las individualidades sino de la colaboración de todos.
En la organización de cada actividad programada participan todos los involucrados, asumir responsabilidades a pesar de que exista la posibilidad de cometer errores; estos serán siempre considerados motivos de aprendizaje y no de recriminación. Es fundamental apoyar a aquel que posea menos destrezas, se convierte en una responsabilidad utilizar frases de aliento y reconocimiento sincero, por las labores emprendidas en equipo, es importante animarse mutuamente.
Educación para el Liderazgo y la Promoción Humana:
Debe desarrollarse en la comunidad una corriente vital de energía transformadora que propicia que todos los miembros se sientan más libres, porque comparten la visión que han contribuido a generar objetivos grupales. Un elemento que se considera sustancial para esta transformación es la “promoción humana”, que lleva al crecimiento como comunidad y no solo como grupo o conjunto de individualidades.
Si pensáramos en un liderazgo nuestra propuesta impulsa un liderazgo transformacional: donde la interrelación, integración, respeto por la diversidad y características particulares permite influir en toda la organización. No esperamos que sean algunos pocos los que destaquen; por el contrario es formar nuevos líderes o mejores líderes con apertura para las diferencias, acogida a los cambios e innovaciones, como consecuencia de la convivencia en comunidad.
Educación para la Alegría y Felicidad:
La alegría no como una sensación emocional únicamente, sino como un estado saludable de ánimo y esperanza, cualquiera fuera nuestra creencia. Educar para la alegría es ayudar al ser humano para disfrutar de la vida, con una visión optimista. Los niños desde muy temprana edad pueden disfrutar y agradecer cada momento vivido en comunidad y todos los beneficios que recibimos diariamente cuando nos desenvolvemos dentro de ella. Como adultos, tenemos la responsabilidad de mostrarnos felices y alegres en nuestro diario vivir, incluso ante los eventos no tan gratos, preguntándonos cuál será a futuro el beneficio de esta situación desagradable. Somos las personas responsables no importa la edad que poseamos de hacer transformación y aportes en nuestra realidad presente. La búsqueda de la felicidad tiene que ser permanente, no sólo la mía particular, sino la que se logra compartiendo y solidarizándose con los otros. El agradecimiento es un valor fundamental: “Nadie puede sentirse agradecido y desgraciado al mismo tiempo”.