1. Educación para la persona: nuestras alumnas, sujetos de la educación son el fundamento, el centro, el fin de nuestra acción educativa. 2. Cultivar disposiciones interiores a la acogida, a la bondad, a la paz, a la justicia, a la misericordia, a la libertad, a la fraternidad, a la gratitud, a la esperanza, a la alegría, al don de sí, al amor hacia todas las criaturas; 3. Acoger a cada persona en su singularidad y originalidad; 4. Educar en un ambiente animado por el espíritu evangélico; 5. Ayudamos a nuestras alumnas a cultivar el propio potencial creativo y convertirse en personas fuertes y responsables, capaces de elecciones libres y justas; 6. Educar con amor, para el amor sin temor...
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